Empieza el curso y todo va volviendo a la normalidad: Volvemos a tener horarios, rutinas... Vuelve el tiempo para coser. Y que mejor para empezar, que un encargo para una persona muy especial.
Me pedían una mochila para chico: grande, resistente, sin cremalleras y con cierres metálicos en todos los bolsillos. También querían un pequeño neceser a juego para poder guardar las cosas más básicas.
Para la mochila, tras mirar varios modelos, me decidí por el patrón "Guiza" del libro de bolsos de Miriam Dornemann y Malwina Ulrych. Eso si, modificando varias medidas, cierres y bolsillos interiores.
Para los materiales me decidí por un tejano negro, bien resistente. Algodón de patchwork para las solapas, el forro y los bolsillos interiores, y una buena entretela para mejorar su resistencia. Sobretodo reforcé la base de la mochila, que conociendo al dueño ya me imagino que la hará trabajar mucho.
El resultado a mi me ha encantado, pero lo más importante es que a su nuevo dueño también. Así que satisfacción doble.
Eso si, me he quedado con las ganas de coserme una para mi. En cuando encuentre tiempo y las telas adecuadas me pongo a ello.
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